Descubre como puedes orar mejor por tus hijos en una forma que te motiva seguir orando.
Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias;
Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor;
Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos...
Lamentaciones 2:19
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Transformémonos en Padres que Oran
Es el mejor de los trabajos. Es el más difÃcil de ellos. Te puede brindar el gozo supremo y también causar el mayor dolor. Nada te satisface más, ni es más excitante. No existe algo más agotador o extenuante. Si las cosas marchan mal en esa área de tu vida, será ahà donde experimentes el fracaso con mayor impacto.
¡SER PADRES!
Estas palabras en sà mismas hacen aflorar emociones contradictorias. Intentamos criar a nuestros hijos lo mejor posible. Entonces, cuando creemos dominar todo ese terreno de la paternidad, llegan nuevas etapas y edades, que nos conducen a territorios desconocidos y a enfrentar nuevos desafÃos. En ocasiones navegamos suavemente.· En otras, encontramos tempestades y maremotos. Por momentos nos cansamos tanto que queremos rendimos, y dejar que la tormenta nos lleve a donde le plazca. Pero tengo buenas noticias. No tenemos que ser llevados de un lado a otro, por estos vientos de cambio. Las vidas de nuestros hijos jamás deben ser dejadas al azar.
No tenemos que caminar de un lado a otro con ansiedad, comiéndonos las uñas, estrellando nuestros nudillos, temiendo a los terribles o tortuosos adolescentes. No tenemos que vivir en temor de lo que cada nueva fase de desarrollo pueda traer, ni de qué peligros estén acechando tras cada esquina. Tampoco tenemos que ser padres perfectos.
Podemos comenzar ahora mismo, en este preciso instante, a marcar una diferencia positiva en el futuro de nuestro hijo. Nunca es muy temprano ni demasiado tarde. No importa si el niño tiene tres dÃas de nacido y es perfecto, o si cuenta con treinta años de edad y atraviesa su tercer divorcio, a causa de un problema de alcohol. En cada etapa de sus vidas nuestros hijos necesitan y se beneficiarán grandemente de nuestras oraciones. La clave no es intentar hacerlo todo a la vez, y por uno mismo. Debemos cubrir cada detalle de la vida de nuestros hijos con oración. Hay un gran poder en ello, que va más allá de lo que la mayorÃa de las personas puedan imaginar. De hecho, nunca subestimes el poder de un padre que ora.